La actora señala que sus abuelos eran trabajadores de una hacienda. Su madre tuvo relaciones sexuales con el hijo de los dueños de ésta, quedando embarazada. La relación con su padre biológico fue inexistente y la familia patronal actuó con indiferencia, ocultándole la verdad y sin brindarle ningún apoyo.
Así, el año 2009 decidió demandar a su padre reclamando su filiación, la cual fue declarada por el tribunal de instancia y confirmada por la Corte de Apelaciones de Santiago. La actora señala que si el hijo tiene derecho a solicitar el reconocimiento de sus padres, estos tienen el deber de reconocerlo. Si éste se incumple, se configura un ilícito civil que genera daños. Por ello, demanda solicitando indemnización de perjuicios.
Los perjuicios se refieren al no reconocimiento de sus orígenes, la imposibilidad de sentirse parte de su familia, y el sentimiento de no saber quién es uno mismo, los cuales se traducen en pérdidas sociales, religiosas, educacionales y afectivas, entre otras.
El Tribunal señala que es necesario dilucidar la procedencia de la responsabilidad civil en este ámbito, “la falta de regulación especial en materia de familia, en materia de responsabilidad, fuerza a analizar los requisitos comunes para la procedencia de la responsabilidad contractual”.
Luego del análisis de la prueba, el Tribunal afirma que no se ha logrado acreditar uno de los elementos esenciales de la responsabilidad extracontractual: la culpa del demandado; rechazando la demanda.