Una pareja del mismo sexo entró en un contrato de maternidad subrogada con una madre gestante y su esposo para tener un hijo. Bajo la ley estatal de Utah, un contrato de maternidad subrogada requería como condición que uno de los padres fuera una mujer infértil. Ambas parejas y partes del contrato sostuvieron ante las Cortes que la ley es inconstitucional por violar el derecho a ser padre protegido por las Cláusulas de Protección a la Igualdad y Debido Proceso de la Enmienda XIV de la Constitución.
La Corte Suprema de Utah consideró la ley inconstitucional por negar beneficios a parejas del mismo sexo que si son otorgados a parejas del sexo opuesto. La ley exige que se presenten pruebas médicas a las cortes nacionales demostrando que una madre infértil es parte del contrato de maternidad subrogada. Es imposible que las parejas del mismo sexo cumplan con este requisito e impide que entren en estos acuerdos. La Corte consideró la ley inconstitucional y contraria a la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos en el caso de Obergefell y Hodges, el cual estableció que las parejas del mismo sexo deben disfrutar de los mismos derechos y beneficios que las personas del sexo opuesto en el ámbito del matrimonio. Una lectura simple de esta ley muestra un trato desigual e injustificado a parejas del mismo sexo.