Reseña Junio de 2019

 

Contra la carga de la prueba, Nieva Fenoll, Jordi; Ferrer Beltrán, Jordi; Giannini, Leandro J.,  (Marcial Pons, 2019)

 

 

Ana María Ibarra 

Esta es una obra provocadora. Los autores cuestionan con éxito el papel protagónico que ha ocupado la carga de la prueba como mecanismo procesal para llegar a la verdad, iluminan el valor de otras instituciones que juegan un rol importante en los procesos y nos invitan a repensar nuestro modelo ideal de diseño probatorio.

Es un placer que el Michelle Taruffo inaugure esta obra. Ello nos brinda la oportunidad de disfrutar a un autor fundacional del derecho probatorio dialogando con autores que presentan innovaciones y desafíos importantes en el campo. Sin descuidar la relevancia original de la carga de la prueba, el profesor Taruffo explica —en la línea general de la obra—, que ésta ya no constituye el criterio fundamental para la obtención de una decisión basada en la prueba.

Con ese marco, el libro arranca con un texto acaso más provocador. Jordi Nieva se pregunta si cabe imaginar un proceso sin la carga de la prueba. El autor nos invita a cuestionar la preeminencia ha ocupado la carga de la prueba, llamando nuestra atención a que la han intervenido ciertas innovaciones que permiten relajar sus criterios de distribución, como su inversión, la facultad de allegarse oficiosamente de elementos y la carga dinámica de la prueba.

Estas innovaciones buscan avanzar propósitos sociales que no corresponden necesariamente con la búsqueda de la verdad —como favorecer a quien está en desventaja procesal. Asimismo, nos conminan a repensar cómo se distribuye la carga de la prueba, con el fin de que el demandado asuma un papel más activo para defenderse en lugar de esperar a que el demandante consiga probar su pretensión. Aunque el texto de Nieva no nos convence de abandonar la carga de la prueba, si nos persuade eficazmente de cuestionar el rol desmesurado que ha tenido.

En los dos capítulos restantes Jordi Ferrer y Leandro Giannini exploran una de éstas intervenciones modernas que nos adelantaba Nieva: la carga dinámica de la prueba. Los autores despejan sus confusiones conceptuales, su finalidad y su correcta recepción en los sistemas jurídicos modernos. Explican que la carga dinámica de la prueba es un instrumento de colaboración procesal que no debe confundirse con la inversión de la carga de la prueba. En su opinión, la carga dinámica debe funcionar para que la parte con mayor facilidad de acceder a alguna prueba la proporcione al juicio. Así, la carga dinámica va variando de una parte a otra según quien tenga mayor facilitad probatoria.

Eso no significa —nos recuerdan— que deba trasladarse también el deber de persuadir el juez. Al utilizar la carga dinámica de ese modo se diluye su objeto central: maximizar la aportación de las pruebas pertinentes en el proceso. Así, los autores subrayan que la carga dinámica busca maximizar las fuentes de evidencia funcionando como un deber de colaboración procesal. Como nos explica Jordi Ferrer, una forma de remediar el incumplimiento de este deber es imponer un castigo procesal.

Las aportaciones de esta obra ponen a debate el protagonismo de una institución primaria y brindan luz sobre mecanismos poco explorados que pueden resultar muy útiles para incorporar la mayor información posible a los juicios y mejorar su calidad.