Es un gran placer presentar esta segunda edición de la obra La constitucionalización del derecho de familia. Perspectivas comparadas. Esta vez, co-publicada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Tirant lo Blanch México.
Desde la publicación de la primera edición de este trabajo, en noviembre de 2019, la relevancia dogmática y jurisprudencial de los procesos de constitucionalización del derecho familiar sólo se ha acrecentado. En el Derecho Mexicano, tanto los precedentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como las reformas legales y los debates doctrinarios han profundizado el anclaje constitucional de las instituciones reguladas por el derecho familiar. No resulta ya posible hablar de responsabilidad parental, alimentos, divorcio, compensación económica o violencia doméstica, entre muchas otras materias, sin advertir la forma en que tales asuntos encuentran una justificación -y a veces, un límite- en los principios y reglas constitucionales. Igualdad, autonomía, interés superior de la niñez, dignidad, son sólo algunos de los principios constitucionales que le están dando una nueva cara al derecho familiar y proyectando su XIV La constitucionalización del derecho de familia utilidad para familias que esperan ser reconocidas y protegidas, en el marco del ideal constitucional y democrático de derecho. Las instituciones, prácticas y derechos de quienes conforman familia han ido encontrando, también, un marco de referencia y justificación jurídica en las normas de derechos humanos consagradas en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Estas normas han ido permeando el propio contenido de los sistemas constitucionales nacionales y federales -sea por vía directa o indirecta- y han provisto a juezas y jueces de herramientas hermenéuticas y contenidos sustanciales indispensables para la labor de adjudicación. Como dan cuenta casi todos los capítulos de esta obra, los derechos humanos no son sólo una herramienta de defensa frente al poder público, sino también, reglas cuya aplicación permea el espacio de las relaciones personales. Es, quizás, el campo familiar, donde esta cuestión ha encontrado uno de los mayores ecos y desarrollado, con mayor intensidad, sus ramificaciones. Que el derecho familiar se encuentre constitucionalizado es, sin lugar a duda, una buena noticia. Pero es una noticia insuficiente. Junto con recurrir a los principios y reglas constitucionales frente a vacíos, contradicciones o conflictos en el campo de las relaciones familiares, este campo del derecho debe ser capaz de desarrollar, también, mayores insumos para dar cuenta de sus transformaciones y dinámicas. Ello importa, entre otras cosas, fortalecer el desarrollo de una política social que apoye y acompañe el desarrollo de las familias y no abandone a sus miembros. Del mismo modo, el derecho familiar constitucionalizado requiere de una dogmática propia que, sin perjuicio de su fuerte vinculación con otros campos del derecho y las ciencias sociales, pueda contribuir a dotar de mayores y mejores guías para el diseño de reformas legales y adjudicación de conflictos en sede judicial. Creemos que este libro puede seguir siendo una contribución a este segundo cometido.
Nicolás Espejo Yaksic & Ana María Ibarra Olguín
Ciudad de México, julio 2023